Yaoi Force

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    Niño Rico [SasuNaru]

    vikokaoru
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    Mensaje  vikokaoru Jue Ago 21, 2008 1:27 pm

    Género:Yaoi
    Advertencias:Lemmon, algo de sadomasoquismo, cambio de roles, crossplay, juguetes sexuales, violencia, muerte de un personaje.
    Edad recomendada: +18 (lo escribe alguien de 17 así que... XD)
    Clasificación: Universo alterno, humor.

    Disclaimer: Los personajes, caracteres y físico, nombres en japonés y símiles no me pertenecesn. Van a cuenta de Masashi Kishimoto. Cumbres Borrascosas pertenece a la escritora Emily Brontë. Una cicatriz en una espalda me pertenece por completo.
    Algunos aspectos de este fanfic están basados en hechos reales

    Resumen: Pongamos a un chico normal, que vive en un pueblo normal, que tiene una familia normal y que saca notas normales (suspensos) un pasado un tanto estrambótico ligado con un oso y un lobo, un carácter rebelde y dominante, un montón de secretos que se guarda y unas cicatrices como testigos perennes de su fuerza, y tendremos a Naruto Uzumaki, líder de niños y mayores en el pueblecito de Konoha.
    Ahora pongamos a otro chico no tan normal, procedente de Nara, recién llegado a un pueblo en el cual su uniforme de escuela privada no pega, con un carácter reservado y arrogante, una política de odio general hacia el mundo y pocas ganas de hablar con la gente, una fuerza milimétricamente calculada y una inteligencia que alcanza el sobresaliente y tendremos a Sasuke Uchiha, hijo de una familia al parecer rica.
    Luego añadamos un poquito de malos modos, muchas palabrotas, odio irracional, una humillante pelea y un pequeño intento de amistad, mezclémoslo todo bien y comprobemos el resultado. ¿Qué obtenemos?

    Mucho sexo.
    ~~

    N/A: Quienes esperen a un Sasuke cabronazo y a un Naruto aún más cabronazo, este es su fic. Quien espere a un Naruto tristón, lloroso, tierno y dulce, y a un Sasuke malo, o tierno, o dulce, o quienes esperen palabras de amor y momentos con estrellitas fugaces... este NO es su fic^^. Quienes esperen mucho sexo y con todas las variaciones que éste puede tener con dos hombres, ¿qué coño hace que no lee? XDD


    Niño Rico, por vikokaoru

    ©Masashi Kishimoto, all rights reserved.


    CAP. 01: LA LLEGADA DEL NIÑO RICO.


    Eres tú.
    Quien yo buscaba.
    Un rival, un amigo... ¿quién eres exactamente?



    -¡Naruto!

    Un chico rubio y guapo apartó la vista del grupo con el que conversaba y, con una sonrisa pintada en sus facciones, se volvió hacia su mejor amigo.

    -Kiba... –saludó alzando la mano -. Qué temprano vienes hoy, ¿no?

    El chico, de pelo castaño y rasgos duros y socarrones, le devolvió la mueca, encogiéndose de hombros y repantigándose en su silla apoyando los pies en su pupitre, mientras tiraba la mochila de cualquier manera en la silla de su lado.

    -Ya ves... hoy mi vieja estaba insoportable, así que me largué antes de que se pusiera demasiado pesada –hizo un gesto con el puño cerrado y el pulgar hacia abajo, mientras sacaba la lengua.

    Con dos palabras, Naruto dejó de lado al grupo que se había congregado alrededor de él, que se apartó respetuosamente, con murmullos de admiración.

    Naruto Uzumaki era, por decirlo de alguna manera, el rey del instituto de Konoha, un pequeño pueblo bastante apartado del mundo al cual, sin embargo, no le faltaba lo imprescindible. Naruto gobernaba las bandas callejeras, los grupos de exploración, todo en lo que hiciera falta un jefe. Era admirado por todos los adolescentes, mayores o pequeños, porque se decía que había luchado hacía ya tiempo contra un gran oso, que le había dejado de recuerdo tres cicatrices en cada mejilla, con forma de bigotes zorrunos. Lo respetaban como al que más, y todos querían ganarse su respeto y amistad. Sin embargo, pocos tenían ese privilegio. Kiba Inuzuka era uno de ellos.

    Kiba era un chico valiente, leal y simpático, que siempre se metía en peleas y pocas veces salía mal parado. Se había tatuado triángulos en sus mejillas, según él, como símbolo de respeto hacia los animales. Sus padres eran los veterinarios del pueblo, y en su casa cada miembro tenía un perro al cual se sentía atado. El suyo, Akamaru, parecía leerle el pensamiento. Había ganado premios en cuanto a belleza, comportamiento e inteligencia.

    Kiba y Naruto de pequeños habían sido rivales. Hartos el uno del otro, se enzarzaron en una gran pelea en la cual todos los chicos del pueblo asistieron como espectadores, y Naruto salió vencedor. Después, se dieron la mano y se convirtieron en los mejores amigos.

    -¿Kakashi aún no ha llegado?

    Naruto rodó los ojos.

    -Ese tío se toma más en serio buscar una excusa para faltar a las clases que yendo a ellas. Vendrá cinco minutos antes del cambio de clase –con una mano, se tapó la boca y el ojo izquierdo, y el derecho miró con cara de besugo a Kiba-. Lo lamento, pero hoy mi perro tenía conjuntivitis y no encontraba las gotas –lo imitó, con voz modulada. Kiba se echó a reír, al igual que unas chicas que estaban cerca y lo habían visto.

    -Hey –saludó con voz calmada un chico con gafas de sol y una chaqueta larga cerrada hasta el cuello.

    -Qué, Aburame, hoy como siempre te llueve en la cabeza, ¿no? –sonrió Kiba de forma maléfica, señalando la capucha que llevaba puesta. El aludido se encogió de hombros. Miró su silla.

    -Te he dicho que no quiero que pongas en mi asiento tu apestosa mochila –dijo con el mismo tono calmado.

    -Bueeeeeno... –Kiba se echó a reír, encogiéndose también de hombros-. Y yo quiero una moto, pero mis padres no me la compran. No todo se puede tener...

    Sus palabras se ahogaron, porque su mochila le impactó de lleno en la cara al ser lanzada por Aburame, que se había bajado la capucha y quitado las gafas de sol.

    -¡¡SERÁS...!!

    -¡¡SILENCIO!! –exigió una voz. Todos se volvieron y vieron a un hombre de pelo plateado, cubierto por una máscara en la nariz y la boca, y una cinta alrededor de su ojo izquierdo. A su lado había un muchacho que nadie conocía.

    Naruto, intrigado al ver al chico, se sentó distraídamente en la mesa de Kiba, apartando a un lado sus pies y frunciendo el ceño.

    -Vosotras tres –Kakashi se dirigió a un trío de chicas, una pelirrosa, una rubia y una de pelo castaño, que dieron un bote sorprendidas-. A vuestros sitios. Naruto –se dirigió ahora al rubio-, bájate de ahí y siéntate en tu mesa.

    -Coooomo usted mande, sargento –Naruto alzó la mano como saludo militar, se fue hasta su solitaria mesa y se sentó encima de ella-. ¿Le vale así o me acomodo más en la mesa?

    Toda la clase se carcajeó con ganas, y él sonrió desafiante.

    -En la silla, Uzumaki –Kakashi entornó su ojo visible, con evidente malhumor. Refunfuñando, Naruto le obedeció, pero se volvió hacia Kiba, detrás de él, y giró un dedo en torno a la sien haciéndole ver que el profesor estaba chalado-. Tenemos alumno nuevo.

    -¿Hm? –el extraño muchacho volvió a captar el interés de Naruto, que lo observó de arriba abajo. Llevaba un extraño uniforme negro con un escudo a la altura del pecho-. Ah, un niño pijo –comentó con desagrado. La clase volvió a reír, pero el chico permaneció inmutable y con expresión altiva. Clavó sus ojos negros y fríos en los de Naruto-. ¿Eres muy rico o sólo lo aparentas?

    -Ya vale, Uzumaki–dijo Kakashi con tono cortante-. Uchiha Sasuke viene desde Nara; y no, no es pariente de Shikamaru –muchos ojos se volvieron hacia un muchacho que llevaba una coleta y dormía profundamente en su mesa-. Se ha trasladado aquí, a Konoha, y va a estar con nosotros este primer año de bachillerato. ¿Quieres decir algo? –le preguntó entonces al tal Sasuke. Él asintió y, sin cambiar su expresión altanera, habló con voz ronca y suave.

    -No tengo interés en conoceros ni en que me conozcáis, no me importáis para nada, así que dejadme en paz –estrechó sus ojos enviando una amenaza visual.

    -Pero qué... Oye, Naruto –lo llamó Kiba, echándose hacia delante-. ¿Quién coño se ha creído que es este tipo?

    -No lo sé –respondió él, lanzándole a Uchiha una mirada cargada de veneno, mientras él se sentaba en una mesa libre, en la esquina derecha de la clase, delante de todo-. Pero lo aclararemos a la salida, si tiene intención de ponerse gallito.

    Ambos sonrieron.




    ****____****




    -Hm... Uchiha –dijo una vacilante voz a sexta hora-. ¿Quieres que me siente contigo?

    Haruno Sakura, al ver que el chico nuevo seguía sentado solo, había decidido preguntárselo con el fin de que él se sintiera cómodo en su nuevo instituto. Sabía perfectamente lo que era ser el nuevo, porque ella había llegado a Konoha tres años atrás, directamente desde un pueblecito llamado Suna.

    Sakura era una chica de pelo rosa corto y bonitos ojos verdes, sonrisa amable y una escondida fuerza bruta que había empleado en su tiempo de macarra, hacía ya mucho tiempo. Era otra de las pocas personas que tenía ganada su amistad con Naruto, e incluso a ojos de mucha gente, ambos eran novios. Pero en realidad sólo eran grandes amigos.

    Uchiha no alzó la vista de su aburrido libro de historia que le había prestado el profesor Kakashi, y pasó completamente de la chica.

    -Hm... ¿Uchiha?

    Entonces él levantó la vista y clavó sus penetrantes e indiferentes ojos negros en ella. Sakura se estremeció visiblemente, acongojada y temerosa sin saber por qué.

    -Déjame en paz, pesada –su voz estaba cargada de un profundo desprecio, y Sakura retrocedió, asustada y sorprendida.

    -¡Oye, tú!

    Una tercera persona se interpuso entre la chica y Uchiha, un chico rubio y con cara de muy mala leche.

    -Déjala en paz, que ella no te ha hecho nada –le espetó con furia.

    Sasuke Uchiha permaneció sereno e imperturbable en su silla, mirando tranquilamente a Naruto, que parecía a punto de explotar.

    -Si es pesada, no es mi problema, imbécil.

    -¡Naruto! –exclamó alborotado Kiba. Toda la clase se había acercado a verlos, y contenían el aliento, observando los gestos y las expresiones de Naruto-. Esto no se puede quedar así, ¿no?

    Naruto gruñó, mirando a Uchiha calculadoramente. Entonces, sin previo aviso y justo cuando el timbre sonó, le pegó un puñetazo en la mandíbula.

    -Mh... –Naruto miró su puño, pensativo, y Uchiha se llevó una mano a la zona dolorida, sin cambiar su gesto altanero-. Es más debilucho de lo que me esperaba... –murmuró como decepcionado-. Suigetsu, te lo dejo. Aprovechemos la salida.
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    Niño Rico [SasuNaru] Empty Re: Niño Rico [SasuNaru]

    Mensaje  vikokaoru Jue Ago 21, 2008 1:28 pm

    Sayo: Olvida la norma del doble posteo, poruqe no me cabe ni para escribir un triste/corto capítulo de Niño Rico en un solo post, así que mi fic irá siempre cortado >.<

    Seguimos con Niño Rico:





    Un chico de pelo azulado y ojos dorados que estaba relevado en una segunda plana se acercó hacia Uzumaki, poniéndose a su lado. Miró fugazmente a Uchiha, y sonrió, mostrando una fila de dientes afilados como los de un tiburón. Se cruzó de brazos e hizo un movimiento con la cabeza, invitando al moreno, que aún seguía sentado, a acompañarlo al exterior.

    En la parte trasera del instituto se congregó repentinamente casi todo el alumnado, siguiendo a Naruto, Sasuke Uchiha y Suigetsu. El campo se extendía a ojos vista resaltando el verdor contra el gran edificio blanco. El sol de enero calentaba tenuemente con sus débiles rayos y le otorgaban algo de luz al día, no muy frío pese a esas fechas.

    -Aquí ya está bien, ¿sí, Naruto? –impaciente, Suigetsu había avanzado un paso, relamiéndose los labios-. Me muero por probar carne fresca –sonrió con superioridad, esperando intimidar a Uchiha que, sin embargo, se metió las manos en los bolsillos sin decir palabra-. ¿Puedo usar la navaja?

    -No, Suigetsu –dijo Kiba. Pese a ser Naruto el que gobernaba todo el grupo, parecía que su amigo era el segundo al mando, porque Suigetsu asintió levemente y se puso en posición de ataque.

    -Vamos, atácame –desafió, con un ademán a Sasuke Uchiha-. ¿Vas a quedarte a la bartola mientras te machaco, o qué? ¡Ven a por mí!

    Uchiha sonrió.

    -Como quieras.

    Nadie lo vio moverse. Al segundo siguiente, el moreno tenía el puño incrustado en la boca del estómago de su contrincante, que se inclinó con los ojos desorbitados y un jadeo ahogado por el dolor y la confusión.

    -Agh... mal... dito... –gruñó en cuanto se vio liberado del puñetazo. Respiró fuertemente, consciente de que todo el mundo le miraba, y se incorporó como pudo, intentando hacer caso omiso del dolor.

    -¿Quieres más todavía? –preguntó Uchiha, con una mueca socarrona.

    Por respuesta, Suigetsu se abalanzó sobre él, con un salto y un grito de triunfo. Pero... él ya no estaba ahí.

    -¿Dónde...?

    Sin que le diera tiempo a reaccionar, un fuerte golpe a un lado de su cuello... y después simplemente mucho sueño, oscuridad y silencio.

    -¡¡Suigetsu!! –un chico alto y fornido emergió de entre la multitud y se aproximó a él, inclinándose preocupado. Vio que no respondía, y sus ojos cerrados-. Será... –apretó los puños y se mordió el labio inferior-. Cabrón... –se levantó y se volvió hacia Uchiha, lanzándole una mirada de desafío. Su cuerpo temblaba ligeramente debido a la ira-. Te voy a...

    -No –una mano se interpuso, ya que el chico estaba a punto de atacar. Sin mirarlo, Naruto se había plantado delante de él, impidiéndole el ataque-, Jûgo.

    -Naruto... –pronunció Jûgo con un susurro reverencial. Vio la determinación en su rostro, y supo lo que iba a hacer-. Machácalo.

    Él asintió en silencio, y avanzó hasta acercarse a Sasuke Uchiha. Estrechó los ojos y levantó el labio superior, enseñando los dientes con un desagradable gruñido, como un perro. Había que admitir que el chico nuevo, el chico pijo, era fuerte, y muy rápido. Él lo había visto por poco, pero sería difícil prever sus movimientos si se desplazaba con tanta velocidad. Naruto estaba entrenado por sus muchas peleas, pero aún así no estaba tan confiado como lo estaría con cualquier otro. Al fin y al cabo, en pocos movimientos había dejado inerte a uno de los mejores de cuarto de secundaria.

    Decidió hacer un movimiento de prueba. Sabía que no iba a caer en la misma trampa con la que lo había pillado desprevenido en clase, pero quiso saber cuán veloz podía ser. Tenía que medir sus ataques.

    Sin previo aviso descargó un puñetazo que iba destinado a la cara de Uchiha, pero nunca llegó a colisionar. Elegantemente, Sasuke Uchiha movió apenas la cabeza, mirando de reojo el puño de Naruto, para hacer que le pasara por el lado sin siquiera rozarle.

    Entonces él cogió con velocidad el brazo extendido de Naruto y tiró de él con fuerza hacia abajo, haciendo contrapeso para que el rubio se alzara sobre sí mismo, dando una vuelta de campana. Antes de llegar al suelo, él preparó las piernas y se cayó de pie, sin soltar el agarre de Uchiha. Tiró de su mano hacia él, atrayéndolo con fuerza, y se agachó para darle una patada baja, destinada a barrer sus pies. En el último segundo, él saltó hacia atrás, dando una vuelta en el aire, se apoyó en el suelo con las manos y tomó impulso para retroceder con otro salto y caer de pie y más alejado. Puso su mano detrás de la espalda y la otra con el dorso hacia arriba en dirección a Naruto, flexionando los pies.

    -¿Sabes artes marciales, eh? –Uzumaki reconoció perfectamente esa pose-. Veamos qué bien se te dan.

    Avanzó corriendo hacia él con una rapidez inmensa, con los brazos tras la espalda para darse más impulso. Uchiha cambió la postura para prepararse y recibirlo, pero...

    Naruto había desaparecido.

    Se dio rápidamente la vuelta, justo para ver cómo la pierna del rubio se abalanzaba sobre su estómago de forma inevitable...

    Lo paró con el brazo derecho, por poco. La deportiva de Naruto le rascó un poco la piel, pero no le hizo caso a ello. Naruto era tan rápido como él, y también muy fuerte, pero algo impulsivo y basto. Pensó que tal vez podría aprovechar eso como una oportunidad.

    Naruto descargó otro puñetazo directo a su pecho, y lo resolvió poniendo por delante sus brazos en cruz. Aprovechando su desconcierto, le propinó una patada en el hombro derecho.

    Naruto cayó a tres metros de distancia, pero no como Uchiha esperaba. Se dejó impulsar y aprovechó ese impulso para pararse apoyando los pies y una mano en el suelo, para frenar. Se irguió, jadeando. Él también respiraba de forma irregular; pese a estar empatados sus ataques eran potentes y gastaban sus energías. Pero Naruto estaba muy acostumbrado a pelear, sabía que podía aguantar todavía muchísimo más. Eso simplemente había empezado.

    Vio que estaba casi en la pared del instituto, y se alegró de haber podido parar a tiempo. Aprovechó el muro y apoyó en él la pierna flexionada. Se agachó, estiró la pierna y echó a correr con ayuda de ese impulso, cada vez más rápido, cada vez más rápido. Cerró el puño izquierdo, ya estaba cerca de él, lo preparó y golpeó.

    Estaba tirado en el suelo, bocabajo, y algo estaba encima de él, algo que agarraba su brazo izquierdo y tiraba de forma dolorosa hacia atrás. Maldijo por lo bajo. Oyó gritos ahogados de muchas personas. Naruto había perdido su primera pelea.

    (NdV: Naruto has been PWNED)

    -¿Te llega o te dejo inconsciente como a tu amigo, imbécil? –le dijo la voz de Sasuke Uchiha en el oído, con un susurro ronco.

    -Vete a la mierda y suéltame –le gruñó mirándolo de reojo y estrechando sus ojos azules. Una sonrisa torcida cambió el sereno rostro de Uchiha. Se estaba riendo de él-. He dicho que me sueltes. Ya.

    -¿Nadie te ha dicho que tienes un mal perder? Mírate, con tanta gente a tu alrededor –el instituto en pleno seguía allí, contemplando cómo su héroe caía bajo el chico nuevo-, ¿a quién admiran? Deberías dejar de mostrar tus peleas como un espectáculo. Perderás tu reputación. Si sólo sabes hacer eso que has demostrado... no me ganarás en la vida. ¡Vencido por un niño pijo! ¿No es humillante?

    -Esto no se ha acabado, Uchiha de mierda –escupió Naruto-. Cuando quieras y donde quieras, te venceré.

    El peso en su espalda desapareció, al igual que el doloroso agarre en su brazo. Uchiha se había puesto delante de él, con una mano tendida para ayudarle a incorporarse. Al fin y al cabo, había sido una buena pelea, y tenía que reconocérselo.

    A regañadientes, Naruto tendió la mano y agarró la de su contrincante, aceptando su ayuda. Por muy mal que le cayera, eso era un símbolo de triunfo y de paz, y habría de respetarse por las dos caras. Era una manera de hacer ver a la gente que lo miraba que Sasuke Uchiha sería sólo para él y que había decidido una tregua. Y que nadie se interpusiera en ello.

    Se levantó sin mucha dificultad, gracias al apoyo de Uchiha, y lo miró un momento. Al menos había ensuciado un poco de barro su antes inmaculada camisa blanca. La chaqueta negra pendía de su cintura anudada perfectamente. Pudo ver de nuevo el escudo de su anterior instituto.

    -¿A qué instituto ibas? –preguntó sin interesarle demasiado-. Es de uniforme...

    Sasuke Uchiha hizo una mueca de desprecio.

    -A uno privado, en Nara. Se llama Sabaku –dijo el nombre con una voz cargada de un profundo asco.

    -Hm... mi padre me habló de él. Es de arte, ¿no? –Naruto frunció el ceño, pensativo.

    -En realidad es una excusa para encerrarme bajo cuatro paredes –aclaró Uchiha-. Pero a mi familia le pareció que éste era más barato para lo que yo pienso hacer con mi carrera.

    Naruto no añadió nada más y, al mismo tiempo, ambos se dieron la espalda y caminaron cada uno hacia su casa. Con un pequeño gesto de cabeza, Naruto llamó a Kiba a su lado, que se despidió de Aburame rápidamente y lo siguió.

    -Y reanimad a Suigetsu –ordenó antes de desaparecer entre los árboles-. Hasta mañana.

    ~~
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    Mensaje  Sayo_chan Mar Ago 26, 2008 9:58 pm

    A ver yo solo voy a decir... Es simple lo que voy a decir...

    ¡¡¡¡¡ME ENCANTA ESTE FIC!!!!!!

    Dios tía está genial, aunque eso ya te lo eh dicho como tropecientas veces xDDDD

    Besos. ^^
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    Mensaje  Yume Uchiha Miér Ago 27, 2008 12:50 am

    Joder! viko-sama! que buena eres!! no te piso ni los talones... eres muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho maaaaaaaaaaaaaaaaas buena que yo.... y mas ahora lo se... * mientras lo escribe se va deprimiendo mas* bueno... no tengo animos de decir nada... a si que xau... ya nos leeremos
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    Mensaje  vikokaoru Mar Sep 02, 2008 8:20 pm

    Yume Uchiha escribió:Joder! viko-sama!

    vikokaoru todavía se pregunta por qué la llaman viko-sama .____. XDXD
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    Mensaje  Yume Uchiha Miér Sep 03, 2008 8:26 pm

    te llamo viko-sama, porque eres muuuuuuucho mejor que yo, aunke tambien te puedo llamar viko-sempai... como quieras ^///^
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    Mensaje  Shirou Neko Jue Sep 04, 2008 4:17 am

    Está so much genial, viko-sama-san-sempai-¿chan? xD (no sé como llamarte tampoco -_-Û) Me encantó *0*! Naru cabrón, Naru cabrón, mwahahahah Twisted Evil Soy feliz! bounce *0*
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    Mensaje  vikokaoru Jue Sep 04, 2008 10:20 am

    Yo soy feliz si me llamáis solo viko o viko-kun (el término -kun resulta que también se puede emplear en mujeres, y queda genial *o*)

    CAP. 02: SASUKE UCHIHA.

    Sólo nos daremos esta oportunidad.
    Nuestras miradas se cruzarán, y con ellas nuestro destino.



    Los días pasaban lentamente en la agitada vida de Naruto. Febrero llegó tan predeciblemente como había llegado enero, y con ello llegaban los primeros exámenes del año, pero no eran nada relevante, al menos para Uzumaki Naruto, que tenía cosas más interesantes que hacer que estudiar.

    -Suigetsu –el profesor Iruka enumeraba uno a uno a los alumnos y sus notas-, un 2. Uzumaki Naruto...

    -Apúntate esta, Kiba –decía él, balanceándose en la silla y con la cabeza vuelta hacia atrás-. Seguro que es un 4’99. ¿Que no?

    -... un 4’99. Naruto... –Iruka alzó la vista de sus exámenes, y lo miró seriamente-, de verdad, no sé cómo te las arreglas para sacar siempre la misma nota; y no es un cinco o un cuatro, es justamente un 4’99. ¿Por qué demonios tienes que hacer eso? Podrías perfectamente sacar un 10. ¿Por qué me torturas así? –gimió angustiado.

    -No te atormentes, Iruka –dijo el chico, haciéndole el signo de victoria-. Es simplemente una meta personal.

    -Por dios, Naruto... hazme el favor de sacar una nota redonda, aunque sólo sea por una vez en tu vida, ¿sí?

    Sakura lo miró son una risilla.

    -Si me apetece... tal vez lo haga.

    -... –Iruka gruñó-. Uchiha –dijo casi de forma brusca-, un 10 redondo.

    Sasuke no alzó la vista de su mesa, ni siquiera hizo gesto alguno. Siguió escribiendo algo en su libreta, despreocupado, apoyando la cabeza en su mano izquierda, cuyos dedos tamborileaban sobre su sien.

    -¿Uchiha? –repitió Iruka.

    -Lo he oído –respondió el aludido en voz baja, sin moverse. Iruka suspiró y se llevó preocupado una mano a su coleta castaña, con la sensación de que, a sus veintipocos años, iba a tener más canas que sus padres a los cuarenta. Demasiado estrés.

    -Eh, Naruto –lo llamó el compañero de Kiba-. Dentro de unos días tienen planeado ir de caza, ¿te apuntas?

    -¿Estás de guasa, Aburame Shino? –el rubio lo miró, incrédulo-. ¿Cómo no voy a apuntarme? Cazar es lo mío.

    -¿Deberíamos decírselo al nuevo? –inquirió, alzando una ceja tras sus ojos, azul el izquierdo, marrón el derecho-. Sería interesante ver cómo se desenvuelve lejos del asfalto, ¿no?

    Naruto se volvió hacia Sasuke Uchiha, recordando la última vez que había hablado con él, a su llegada, dos semanas antes. La pelea y su derrota todavía estaban dolorosamente frescas en su memoria, y todavía estaba pensando en cómo obtener su querida revancha.

    -¿Por qué no? Es una buena idea...

    -La única que ha tenido en su vida –bufó Kiba, sacándole la lengua.

    Sonó el timbre que anunciaba cambio de clase (Inglés), y Naruto se levantó, avanzando hacia el pupitre de Sasuke, que seguía escribiendo en su libreta. No, escribiendo no.

    -¿Qué haces? –inquirió Naruto, olvidándose por completo de la razón que lo llevaba a hablar con el Uchiha.

    Porque su libreta era de hojas en blanco, y el moreno se dedicaba afanosamente a dibujar con extremada precisión el rostro de una hermosa mujer de pelo largo y negro, que sonreía apoyada en lo que sería la encimera de una cocina. Sus ojos eran tan negros como su pelo, con un toque cálido y agradable.

    -Mi madre –respondió Uchiha, sin mirarlo-. Uchiha Mikoto.

    -Qué guapa es –se asombró Naruto-. Bueno, mi madre también lo es, pero lo que tiene de guapa lo tiene de gritona... Oye, dibujas muy bien.

    Sasuke Uchiha lo miró por fin, esbozando una sonrisa torcida.

    -Algo tenía que saber hacer bien para haber ido a un instituto de arte, ¿no te parece?

    Naruto gruñó.

    -Tampoco hay que ponerse borde, Uchiha. Vengo en son de paz.

    -De acuerdo.

    Se quedaron en silencio un rato, que Naruto aprovechó para apoyarse en la mesa de Sasuke Uchiha, contemplándolo fijamente, meditando. Él se dio cuenta de su mirada.

    -¿Qué sucede?

    -Estaba pensando... ¿por qué eres tan borde? No hablas, insultas el primer día... quiero decir que no te estás ganando una buena reputación, ¿sabías?

    Uchiha se encogió de hombros.

    -No me interesa ningún tipo de reputación. Al fin y al cabo, me iré en cuanto acabe el curso, y ya falta poco tiempo –abstraído, fijó su atención en el verde paisaje que se entreveía a través de las ventanas-. ¿No os cansáis de estar siempre en el campo? –preguntó.

    Naruto miró también hacia la misma ventana, y le volvió a mirar a él, con una sonrisa.

    -Todos los nuevos que vienen aquí se hacen esa misma pregunta. Yo no pienso responder, eso es algo que verás tú al pasar el tiempo. ¿Y tú no odias la contaminación y las calles, todas iguales?

    -Sólo he vivido en ese ambiente, así que estoy acostumbrado.

    -Te acostumbrarás a esto.

    ****____****


    -Naruto, haz el favor de comer de una vez –reclamó alzando la voz Uzumaki Kushina, su madre. Él le lanzó una mirada cargada de reproche, y contempló su plato, aún lleno de coliflor.

    -No tengo hambre –y era verdad. No sólo por el hecho de tener delante la comida que más odiaba, sino porque esa tarde se había inflado a comer con su amigos.

    Namikaze Minato alzó la vista de su propia coliflor, y lo miró a través de sus cansados y apagados ojos.

    -Naruto, come –le instó. Él refunfuñó y se metió con un gesto de asco un trozo minúsculo, que se apresuró a bajar con un buen pedazo de pan y un trago de zumo de naranja. Apartó el plato de sí, girando la cabeza.

    -Minato, tú también debes comer más –la mujer, de pelo corto y rojo, miró con tristeza el plato casi lleno de su marido-. Sabes que si no comes no podrás recuperarte, y las sesiones de quimioterapia se te harán cada vez más duras.

    -Sabes que si pudiera lo haría, pero si como, lo vomitaré –respondió él, con voz fatigada-. Además, estoy muy cansado. Me gustaría ir al sofá.

    -No te has tomado las pastillas –observó Kushina.

    -No.

    -¡Sabes que tienes que tomártelas! ¡Te las recetó el médico!

    -Ya.

    -¿Qué ya ni que ya? ¡No estás haciendo ningún esfuerzo por recuperarte, Minato! –reclamó la mujer-. No comes, no bebes, no duermes y no te mueves del sofá. ¿Piensas que así te vas a curar?

    Naruto contempló sus manos, intentando distraerse de los gritos, pero su mandíbula estaba fuertemente apretada y sus ojos entrecerrados. Siempre discutiendo por lo mismo...

    -¡¡Ya sabes que hago lo que puedo!! –exclamó su padre-. ¡No tengo fuerza y no puedo comer! Para ti es muy fácil, porque tú sí que puedes, ¿no?

    -No empieces con eso, Minato –advirtió dolida Kushina-. Si no te esfuerzas lo irás dejando cada vez más, estarás más cansado y tendrás menos hambre.

    -El problema no es tener menos hambre, el problema es NO tener hambre.

    -¡Tómate al menos las pastillas!

    -¡Ya está bien!

    Naruto se levantó de su silla y salió corriendo de la cocina, furioso y harto de todo, de sus disputas diarias, siempre a voz en grito, de la debilidad de su padre y su falta de esfuerzo, de su madre, siempre recriminándolo todo. Quería largarse de allí.

    -¡Naruto! –gritaron a la vez Kushina y Minato, pero él les hizo caso omiso. Salió al pasillo y cogió su chaqueta de chándal, abrió la puerta y se fue de su casa sin mirar atrás.

    El cielo estaba oscuro, y las nubes ocultaban la luna mientras dejaban caer la lluvia sobre el pueblo. Hacía bastante frío, y se puso rápidamente su chaqueta naranja y negra, metiéndose las manos en los bolsillos y caminando lentamente. ¿Qué iba a hacer ahora? No quería volver tan pronto a su casa, donde lo esperaría un castigo bien fuerte por largarse en plena cena. Estaba tan harto de su familia, que siempre sacaba todo de quicio, y nunca se paraba a pensar que a lo mejor él también lo pasaba mal con cada discusión, con cada bordería. Él, que estaba tan acostumbrado a pelear, a cazar, a defenderse, a sobrevivir. Y tan vulnerable ante la gente a la que quería.

    Alzó la vista al cielo, y su cara se mojó aún más que antes. Las gotas de lluvia lo calaban y también le llenaban de melancolía, como siempre. Sin embargo, le gustaba esa sensación. El no saber si lo que mojaba su cara era sólo la lluvia... o también sus lágrimas. El sentirse vivo. Cerró los ojos, agudizando el oído y oyendo caer la lluvia sobre la tierra, mojándola. Alzó los brazos para llenarse por completo de esa lluvia, y sonrió ligeramente. Parecía que los problemas desaparecían uno a uno, de forma lenta pero eficaz, hasta que sólo quedó en él una especie de paz interior y tranquilidad... y mucho frío.

    -Uzumaki –a su derecha sonó una voz. Asustado, abrió los ojos y bajó los brazos velozmente, para descubrir a Sasuke Uchiha, tan mojado como él y cargando con unas bolsas de la compra.

    -¿Qué haces aquí?

    -Bueno, que yo sepa ahora vivo aquí, ¿no? –Uchiha esbozó una sonrisa torcida.

    -Sabes que no me refería a eso.

    Él suspiró, y alzó sus bolsas con simpleza. Eran cuatro en cada mano, y las bolsas estaban a punto de reventar. Despreocupadamente, Naruto consideró aquello como lo que su madre llamaría “un peso tal que necesitaba tu ayuda, hijo”. No le asombró ver que Sasuke Uchiha podía con todo eso: lo había notado al pelear. Era tan fuerte como él, y para Naruto Uzumaki, esas bolsas eran un esfuerzo mínimo.

    Naruto asintió suavemente con la cabeza, y centró su vista en el suelo mojado, el barro que ensuciaba sus deportivas negras.

    -¿Y tú qué haces aquí?

    Esa pregunta lo pilló desprevenido, y lo miró como haría un conejo asustado.

    -Bueno, yo... digamos que me he ido de casa.

    Sasuke Uchiha ladeó la cabeza, y señaló detrás de él, hacia la librería del pueblo, que tenía un pequeño hueco donde sentarse y guarecerse de la lluvia. Naruto hizo un gesto de conformidad, y se sentaron allí. Él se encogió sobre sí mismo y se abrazó a sus piernas, apoyando el mentón en sus rodillas.

    -Mis padres estaban discutiendo otra vez –susurró.

    -¿Otra vez? –repitió Sasuke Uchiha. Había hablado más de la cuenta.

    -Eh... bueno... –evitó su mirada, nervioso. No había hablado de ello con nadie, así que no tenía sentido que fuera Uchiha el primero en saberlo. Además, ¿de qué le iba a servir? Pero, por otro lado... sentía que necesitaba desahogarse. Y tal vez le resultara más fácil con un desconocido-. Mi padre... –¿se lo iba a decir?-, está enfermo.

    Uchiha no dijo nada, simplemente se le quedó mirando. Sin compadecerle, sin alentarle a seguir. Sencillamente esperando.

    -Tiene cáncer avanzado –siguió Naruto con un susurro. Enterró la cabeza entre sus piernas-. Está muy débil, y no come. No duerme, se cansa con facilidad... está yendo a quimioterapia, pero según mi madre no se esfuerza nada por mejorar. Está... muy mal.

    Se quedaron en silencio, tras esa repentina confesión. La lluvia caía ahora con más ahínco, y sus gotas chocaban en el suelo y rebotaban, salpicando una zona cercana a sus pies. Naruto no sabía qué decir, pero el moreno tampoco decía nada. ¿Había sido una mala idea contárselo?

    Respiró hondo, tratando de calmarse, porque volvía otra vez la sensación de vacío que tenía siempre que estaba muy nervioso. Acababa de contarle a su rival y enemigo el secreto que había prometido a su padre no revelar, y seguía ahí, tan campante. Era horrible. ¿Cómo no se lo tragaba la tierra?

    Quería que Sasuke Uchiha dijera algo, cualquier cosa, lo que fuera menos ese silencio insoportable. Pero tenía miedo a oír las típicas palabras de lamento, vacías y sin sentido, aquellas que la gente gustaba tanto de decir, pensando que quedaban bien. Igual que cuando había muerto su tío Jiraiya, aquellas palabras se habían vuelto odiosas. Sabía que en realidad la gente no lo sentía tanto como decía que sí.

    -¿Lo saben tus amigos?

    Esa reacción lo cogió por sorpresa.

    -No. Eres la única persona que lo sabe aparte de mi familia.

    Los ojos de Sasuke Uchiha brillaron levemente.

    -No se lo diré a nadie, si así lo quieres.

    ¿Por qué no le preguntaba nada? ¿Ni desde cuándo lo sabía, si podía hacer algo, si quería hablar sobre ello? Meramente estaba allí, mirándolo con expresión serena y voz calmosa. Una reacción tan natural que por un momento, Naruto se sintió abrumado. Aunque, en el fondo, agradecía que no lo sometiera a incómodos interrogatorios sobre su estado mental o el de su familia.

    -Gracias –fue lo único que pudo decir.

    -¿Por eso te has ido hoy de casa?

    Naruto suspiró. Sasuke Uchiha no paraba de sorprenderlo con sus inesperadas preguntas. Asintió con amargura.

    -Hoy han vuelto a discutir sobre lo poco que se esfuerza mi padre. Me tienen harto. No pienso volver esta noche a mi casa –rezongó-. No es la primera vez que me escapo, así que no se preocuparán mucho...

    Permanecieron en silencio y apoyados contra la puerta de la librería cerrada hasta que, poco después, la lluvia cesó tan inesperadamente como había comenzado. Sin embargo, las nubes todavía permanecían amenazadoras sobre la luna, llenando cualquier resquicio de campo de un temible color negro.

    El móvil de Naruto sonó. Lo cogió y miró el número en la pantalla. Gruñó, sin contestarlo, y lo dejó a su lado en el suelo, con cara de mala leche.

    -¿Sí? –Naruto miró a su lado y descubrió que Sasuke Uchiha había cogido su móvil sin permiso y lo había descolgado con toda la cara del mundo-. Soy Sasuke Uchiha... –se oyó una contestación, breve, del otro lado de la línea-... sí, ése soy yo. Estoy con él –la madre de Naruto se pasó un buen rato parloteando ella sola sobre Dios sabría lo que, mientras su hijo contemplaba estupefacto al otro e intentaba mandarle su mensaje de “te odio” a través de la mirada-. ¿Que quiere que le diga qué? Sí, un momento.

    Naruto le enseñó su amoroso dedo corazón, cosa que Uchiha decidió ignorar.

    -Dice tu madre que cuándo piensas ir a casa.

    -Nunca.

    Uchiha suspiró y puso los ojos en blanco, para volver a colocarse el móvil y darle una respuesta a la impaciente Uzumaki Kushina.

    -Me gustaría... nos gustaría que él se quedara esta noche a dormir en mi casa...

    La tez del rubio se volvió de un blanco que rozaba el cadavérico.

    -Sí, nos hemos hecho muy amigos... –Naruto recordaba perfectamente cómo le obligaba a Kushina a escuchar las pestes que salían por su boca sobre Sasuke Uchiha. El mencionado se echó a reír-. ¿De veras dijo eso? Típico de Naruto... –dijo con mimo, como si recordara alguna anécdota especialmente agradable-. Sí. Cuidaré de él, por supuesto, no dejaré que se acueste tarde ni coma nada de porquerías antes de dormir. Tengo pijamas de sobra –agregó-. Sí, yo dormiré en el sofá y Naruto en mi cama. No, no hay problemas de espacio, nos adaptaremos bien, es un buen chico... de acuerdo, un saludo a toda la familia... y me gustaría oír otro día aquello sobre lo que opina tu hijo sobre la forma que tengo de caminar y asesinar a la gente con la mirada... hasta otra...

    Colgó y soltó el suspiro más largo de toda su vida, mientras le devolvía el móvil a Naruto, que todavía seguía en estado de shock.
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    Mensaje  vikokaoru Jue Sep 04, 2008 10:21 am

    -Tu madre habla hasta por los codos, Uzumaki –se quejó Sasuke-. No me dejó en paz hasta asegurarle que te pondría una mantita y te acunaría como a los bebés. ¿Necesitas que te acurruquen? ¿Y qué es eso de despertarte a las tres para ir a hacer “cacolas”?

    -Eso te lo has inventado –Naruto frunció el ceño con desagrado-. Yo no necesito que me acurruquen, y de todas maneras tú no tienes motivos para coger el móvil sin mi permiso y hablar con quien te venga en gana como si se tratara de una vieja amiga.

    -Al menos podrías mostrarte algo agradecido, Uzumaki. Te he quitado de encima a tu madre.

    -Aunque no hubieras cogido el móvil, no pensaba regresar hoy a casa, así que no te tires flores –le respondió Naruto, airado-. De todas maneras, yo ya me largo de aquí, ahora que ha dejado de llover.

    Hizo ademán de levantarse, pero una mano le asió fuertemente la muñeca, y se encontró con los fríos ojos de Uchiha, que lo acribillaban con seriedad.

    -¿Adónde piensas ir solo por la noche, Uzumaki? –dijo amenazador.

    -No te importa –espetó él. Pero el agarre de Sasuke Uchiha seguía firme-. Al bosque, a pasar la noche.

    -¿En el bosque? –Uchiha alzó una ceja, extrañado-. ¿Tú solo y con la que acaba de caer? Ni hablar. Además, yo le prometí a tu madre que cuidaría de ti.

    Cauteloso, Naruto pensó en sus palabras.

    -¿A qué te refieres, Uchiha? –dijo en voz baja.

    -A que pasas la noche en mi casa.




    ****____****


    -De verdad, quiero irme al bosque, Uchiha –protestó Naruto-. Déjame largarme, no tienes nada que ver en mi vida, y menos esto.

    -Cállate ya, eres tan pesado como la chavala esa de pelo teñido –espetó Uchiha, ya harto de la misma cantina, repetida a intervalos regulares, desde que le dijo que se quedaba con él. Vio cómo Naruto estrechó sus ojos de color azul celeste, brillantes y duros.

    -Sakura no es pesada y no se tiñe el pelo. ¡Es totalmente natural!

    -Ah, ¿y cómo lo sabes? –Sasuke Uchiha esbozó una sonrisa torcida, aquella que le salía con tanta facilidad cuando se burlaba de Naruto-. ¿Te ha demostrado que es de ese color por todas las zonas donde puede tenerlo? –le divirtió ver cómo Naruto se ruborizaba, furioso-. Es eso, ¿verdad? La chica esa te pone como un macho cabrío.

    -Cállate, idiota.

    Sasuke Uchiha se hubiera reído, de no ser por su gran orgullo y su fama de frío e indiferente ante todo el mundo. Sin embargo, le dirigió una mirada de suspicacia al rubio, que alzó el labio superior en señal de desagrado, y giró la cabeza, cansado ya de tener que soportar su cara.

    -Ya llegamos –anunció Uchiha. Naruto dejó por fin su silenciosa rabieta y se dignó en echarle una ojeada a la casa.

    Erguida al final de la concentración de casas del pueblo, el edificio de un piso parecía parco y majestuoso, pintado de un simple color blanco y con los marcos de las ventanas de color negro. No había luz dentro de la casa, y tenía un aspecto siniestro, con un punto agradable y frío. Era como la casa de Drácula, pero más pequeña. Naruto arqueó una ceja, reconociéndola.

    -¿La vieja mansión del anciano Tazuna? Muy propio para alguien como tú, supongo –apuntó con un deje de sarcasmo en la voz.

    -... –Sasuke Uchiha se acercó a la puerta principal, blandiendo unas llaves que llevaba en un llavero austero, y abrió la puerta, encendió la luz de la entrada, y la casa pareció un poquito menos escalofriante-. ¿Piensas entrar? Te advierto que si intentas huir corro tan rápido como tú –le recordó.

    -Me había dado cuenta, gracias, Uchiha.

    Entró en la casa y no pudo contener un agotado suspiro cuando la puerta se cerró, encerrándolo dentro de la mansión Drácula-Uchiha. Desanimado, caminó dejando que los pies se arrastraran por la inmaculada moqueta, y se dirigió a una habitación cualquiera.

    -¿Qué haces?

    -Busco tu habitación. Para tener que estar aquí, prefiero largarme a sobar un rato.

    -No, cariño –la voz melosa que Sasuke Uchiha había utilizado con Kushina sonó en su oído como un tentador susurro que lo invitaba a desaparecer inmediatamente-. Eso es lo que le dije a tu madre. Pero lo único que le prometí es que estarías en mi casa. Tú te quedas en mi sofá; es grande y cómodo, ya lo verás.

    -Bastardo –bufó Naruto sin volverse. Se dio media vuelta hacia la puerta abierta donde, a oscuras, había podido vislumbrar una televisión y una mesa, encendió la luz y se tiró en el sofá.

    -Te traeré ropa seca, no querrás dormir con eso todo mojado –señaló su camisa gris y su chándal naranja, que desentonaban del todo, y Naruto soltó un gruñido en conformidad. Al rato, Uchiha apareció con una ropa que por un momento le pareció que tenía corazoncitos. ¿Pero qué...?-. Lo siento, sólo me queda este pijama de cuando chupaba teta –se excusó Uchiha con algo parecido a la risa en su voz-. Tendrás que conformarte, pero creo que estos rombos te quedarán muy cucos.

    Farfullando contra el mundo y “ciertas personas gilipollas perdidas”, Naruto le arrebató la ropa de un tirón y comenzó a desabrocharse la camisa, sin moverse del sofá. Malditos botones, que siempre se le hacían difíciles de sacar. Definitivamente, quemaría todas sus camisas, y en adelante se pondría camisetas normales. Tal vez negras, le quedaban muy bien con su piel morena por el sol.

    Por fin se deshizo de la camisa y se la quitó de una vez, revelando su torso musculoso debido a sus peleas y entrenamientos de caza, y un par de grandes cicatrices en su espalda que la recorrían por completo. Otro regalito de su amigo oso. Esperó a que Uchiha comentara algo al verlas, pero no dijo esta boca es mía. Se iba a quitar los pantalones cuando se fijó que por quitar, Uchiha tampoco le “quitaba” la vista de encima.

    -¿Te importa? –espetó, cabreado, haciendo una elocuente seña de cintura para abajo. Uchiha sonrió con su sonrisa torcida.

    -Para nada. Expláyate a gusto.

    -Que te pires, imbécil, deja de mirarme el paquete.

    -No te miraba el paquete –especificó Sasuke Uchiha-. Comprobaba si en verdad tenías paquete, o eras una chica con las tetas pequeñas.

    -Vete a la mierda.

    Hastiado de la vida en general y de ese tipo en particular, Naruto luchó otra vez con un botón, pero esta vez el de su pantalón. Se maldijo a sí mismo preguntándose cómo pudo ponerse una camisa gris, un pantalón vaquero y una chaqueta de chándal naranja. En cuestiones de moda y coordinación de color, sacaba un cero patatero.

    -Dichoso botón de mierda –le espetó al pobre botón, que nada tenía que ver con su enfado-. ¡Dios! Me tiene frito.

    -¿Te ayudo a quitártelo? –ronroneó una voz en su espalda.

    -¿Aún sigues ahí, salido maricón?

    -Oh, venga, no te pongas así, sólo quería ayudarte... –susurró Sasuke Uchiha con la misma nota de burla en la voz. Se calló al ver el peligro que corría su cabeza, cuando Naruto osciló la tambaleante mesa de la sala, apuntando hacia él.

    Naruto refunfuñó, dejó la mesa, le dio la espalda a Uchiha y se quitó los pantalones rápidamente, cogiendo a velocidad récord los del pijama y poniéndoselos como una centella, con las orejas ardiendo y rogando por que no lo hubiera visto.

    Era tarde.

    -¿Llevas... llevas... –las ganas de reírse de Sasuke Uchiha eran enormes, y apenas sí las disimuló con un tartamudeo y una sonrisa-, llevas calzoncillos con... zorritos?

    -Cállate, no es asunto tuyo –espetó Naruto, acalorado y con una mala leche tremenda. Se puso la camiseta del pijama y se tiró en el sofá, farfullando cualquier estúpida excusa y empujando de una patada su ropa, que fue a parar al otro lado de la habitación porque la pared la frenó, que si no iba más lejos.
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    Mensaje  vikokaoru Jue Sep 04, 2008 10:22 am

    ****____****



    -Se anuncia un día soleado por la cordillera norte de Kasukabe, y nublado por la zona de Konoha para este fin de semana... –anunciaba el locutor del tiempo con voz monótona y aburrida, señalando con aspavientos la totalidad geográfica de Japón. Aburrido, Naruto apagó la tele, y contempló a Sasuke Uchiha, tranquilamente semi acostado en el sofá, al igual que él, y compartiendo la manta.

    -¿Qué libro estás leyendo? –preguntó más por entretenerse que por otra cosa. Uchiha alzó la vista de su libro, con una cara de ensoñación que le hizo pensar que lo acababa de traer desde un mundo desconocido, y estrechó los ojos, asimilando la pregunta.

    -Cumbres borrascosas, de Emily Brontë –contestó con simpleza. Naruto se incorporó como pudo, y se acercó a Uchiha, mirando al revés el libro, abierto por el capítulo XX.

    -Es mi libro favorito –comentó asombrado.

    -¿Ah, sí? –Sasuke Uchiha alzó una ceja con aprobación-. ¿Pero sabes leer y todo?

    -Deja de una vez la manía que tienes de meterte conmigo –recriminó-. Tenemos una tregua, si mal no recuerdo.

    -Es divertido tomarte el pelo.

    -También es divertido estamparte la mesa en la cara, y no lo hago. ¿Cuántas veces has leído Cumbres borrascosas?

    -Perdí la cuenta hace tiempo... también es mi libro favorito, y lo leo siempre que puedo –Sasuke Uchiha lo miró a los ojos, con su sonrisa torcida-. Es un gran libro.

    -Sí que lo es –aceptó Naruto con tono soñador-. ¿Puedo leerlo contigo? Me aburro.

    -Como quieras, pero si te quedas atrás no pienso esperar para pasar página. Voy a mi ritmo –advirtió Uchiha. Naruto asintió, conforme, y continuaron leyendo el capítulo XX.

    La historia de Catherine y Heathcliff era absorbente, pero poco a poco Naruto empezó a sentir la llamada de Mr. Sueño. Acomodó los cojines y recostó la cabeza contra ellos, sin dejar de leer, relajando el cuerpo que acabó por pegarse al de Sasuke Uchiha. Éste no hizo ningún comentario al respecto, ni siquiera lo miró, porque estaba concentrado en la conversación entre Heathcliff y Linton. Uzumaki se permitió entrecerrar los ojos, sin apartar la vista del diálogo, aunque cada vez los párpados le pesaban más...

    Media hora después, al notar por fin que Naruto no se movía ni siquiera un poco, Sasuke Uchiha salió de su ensimismamiento y comprobó sorprendido que se había dormido en una postura algo extraña y definitivamente sería imposible salir de allí sin despertarlo, por la forma en la que se habían enredado sus piernas. Hasta ese momento, el moreno ni cuenta se había dado del detalle, pero ahora comprobó con disgusto que los cuerpos de ambos estaban ligeramente entrelazados. La tentativa de despertarlo bruscamente para irse a la cama era realmente grande... no obstante, se abstuvo. Intentó llamarlo suavemente.

    -Oye, tú –susurró cerca de su oído, zarandeándolo un poco-. Despierta, quiero ir a mi habitación –vio que no le hacía ni caso, y contuvo un bufido-. Uzumaki... imbécil, levanta –dijo un poco más alto.

    -Uchiha del demonio –susurró Naruto con voz soñolienta, y giró el cuerpo pegándose aún más. Sasuke Uchiha estaba a punto de caerse de su propio sofá. Maldijo por lo bajo.

    -Si será estúpido –rumió. Resignado, le robó a Naruto un cojín, se pegó aún más a él (el calor de sus cuerpos no llegaba a ser asfixiante por la estación en la que estaban, pero casi podría prescindir de la manta) y apagó la luz de la lamparita, porfiando en su mente contra la gente con un cuarto de dedo de frente que se dormía en cualquier sitio. También él cayó en las redes del sueño poco tiempo después.


    Se despertó temprano, igual que hacía siempre, pero se negó a abrir los ojos, testarudo. A fin de cuentas, era sábado, y no tenía que levantarse aún del sofá de Sasuke Uchiha. Cambió la postura, dándose cuenta de que desperdiciaba gran parte del espacio del sofá (estaba pegado al borde), y se acostó más cómodamente, sintiendo el frío contacto de la zona inoculada. Se tapó aún más con la manta, agradeciendo la oscuridad que le otorgaban las persianas bajadas.

    Poco tiempo después oyó unos pasos que se dirigían Dios sabía adónde, y más tarde el ruido de varios cacharros y un delicioso olor a tostadas recién hechas, mermelada de fresa y colacao. En ese momento se dio cuenta del hambre que tenía al oír el rugido de su estómago, y renunció al sueño definitivamente.

    Después de vestirse con su todavía húmeda camisa y sus pantalones, se dirigió a lo que supuso sería la cocina, desde donde salía tan estupenda mezcla de olores. Era una habitación bastante grande y de paredes blancas y luminosas, con una nevera acerada y amplia, una mesa de comedor para unas seis personas, y un Sasuke Uchiha despreocupado que hacía el desayuno vestido con vaqueros cortos color beige y una camiseta sin mangas con capucha, de color negro. Se dio la vuelta en cuanto sintió la presencia de Naruto.

    -Buenos días, Uzumaki –saludó con una torva sonrisa que pretendía ser de “amistad”.

    -Buenos días –respondió él, con otra sonrisa un tanto más humana, y sentándose en una silla-. Lo siento, ayer me quedé dormido leyendo...

    Uchiha se encogió de hombros, pero desvió la vista como si quisiera cambiar de tema. Sus ojos se posaron en el inevitable paisaje verde, y se prendaron de él momentáneamente, hasta que el microondas sonó anunciando que ya podía retirar una taza de leche, que se apresuró a llenar de colacao.

    -¿Te vas a quedar para comer? –preguntó cuando le pasó la taza de colacao a Naruto, seguida de una montaña de tostadas y un tarro de mermelada.

    -Gracias. No, no lo sé. ¿No sería mucha molestia para ti que me quedara? Lo último que quiero ser es una molestia en tu vida –pestañeó inocentemente, a sabiendas de que ya estaba siendo una molestia, y también pensando que el sentimiento era mutuo. Sasuke Uchiha negó con la cabeza, y le dio un sorbo a su propia bebida caliente-. Bueno, pero antes tengo que ir al bosque, a ver a... a hacer algo –se corrigió con un leve sonrojo.

    -¿Te acompaño?

    -¡¡NO!! Esto, quiero decir... –se estaba poniendo nervioso por momentos, y esto le extrañó a Uchiha, que más bien acostumbraba a verlo lanzando veneno por la boca y amenazas por los puños-. No... necesito que vengas, sabes. Es... es una cosa sin importancia y... bueno, también puedo ir otro día –añadió con un gesto de duda.

    -No hace falta que te alteres, Uzumaki –respondió pausadamente.

    -No, es verdad.

    Guardaron un tenso y profundo silencio durante casi todo el desayuno. Uchiha estaba sentado de manera que tenía la ventana en frente, así que se dedicó nuevamente a observar el paisaje, los árboles y los pájaros que vagaban entre ellos, piando alegremente y buscando comida. Divisó un pequeño nido de pardillos y una madre que regresaba con el desayuno. El viento meció las hojas de un árbol Sakura, que empezaba a sacar sus brotes, preparándose para la primavera. Ahora que se daba cuenta... en esa región apenas caían las hojas en invierno.

    -Dentro de unos días –la voz de Naruto lo sacó de su mundo-, mis colegas van a organizar una partida de caza. ¿Te apuntas?

    -¿Caza? –repitió Uchiha, sorprendido-. ¿Con escopetas?

    -No, en realidad es sin armas. Con las manos desnudas –sonrió Naruto con entusiasmo-. Por aquí hay abundancia de lobos, y es necesario acabar con algunos. Aunque los viejos no lo saben, piensan que organizamos fiestas... y en cierto modo es así.

    -Y cazáis lobos con las manos –confirmó el moreno-. ¿Se puede saber cómo?

    -Si quieres te enseño. No es tan diferente como pelear –dijo con un brillo alegre en sus ojos y voz animada-, así que tú y yo no corremos peligro. Por supuesto, solamente se apuntan los más fuertes.

    -Hm... ya veo –murmuró Uchiha para sí-. Bueno, puedes enseñarme. Aunque eso de cazar lobos no lo veo normal.

    -¿No te gusta la idea? –Naruto cambió rápidamente de expresión. Tenía de pronto un tono extraño en la voz. Parecía... ansioso; casi anhelante-. ¿Estás en contra de la caza de lobos?

    Uchiha vaciló, pensando que tal vez había dicho algo que no le gustaba.

    -No es precisamente una de mis prioridades –dijo con cautela.

    De repente Uzumaki sonrió con felicidad, como si le acabara de quitar un peso de encima, uno enorme e invisible que le hacía trizas su fuerte espalda. Sus ojos se agrandaron chispeantes de destellos azulados. Era la primera sonrisa sincera que le enseñaba a Sasuke Uchiha.

    -Por favor, entonces tienes que venir. Tienes que ayudarme –tenía el mismo tono de apremio en su voz cuando se levantó y puso las manos sobre la mesa, con los puños fuertemente cerrados-. Ayúdame a vigilar a los demás, a evitar que maten a los lobos.

    Uchiha parpadeó, sorprendido. Hacía apenas un minuto Naruto parecía a punto de enumerar las dichas y gracias a favor de la caza y exterminación de los lobos de Konoha y, sin embargo, ahora le suplicaba que lo ayudara a evitar precisamente eso.

    -Oye, empiezo a no entender para nada tu extraña manera de ser, Uzumaki.

    -Ven conmigo esta tarde –invitó-. Ven, y lo verás por tu cuenta, Sasuke... quiero decir, Uchiha –se corrigió demasiado tarde, con un matiz bermejo en las mejillas.

    -Puedes llamarme Sasuke si quieres... Naruto –dijo él en voz muy baja-. De acuerdo, iré contigo –añadió, elevando la voz-. ¿Adónde nos vamos?

    -Al bosque. A conocer a mi familia.

    ----FIN-----
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    Niño Rico [SasuNaru] Empty Re: Niño Rico [SasuNaru]

    Mensaje  vikokaoru Jue Sep 04, 2008 10:26 am

    (Esto de los choporrocientos posts es un rollo)

    Naruto y Sasuke han compartido casa, un libro, una manta, un sofá y algo más (no, es coña XD). Naruto le ha contado uno de sus grandes secretos, relacionado con un cáncer. Además, dice que le va a llevar a ver a su familia. ¿Qué querrá decir con eso?

    Cap. 3. La familia de Naruto

    Cinco lobitos tiene la loba, cinco lobitos... escondidos en el bosque. Una familia de lobos, un pasado relacionado con un oso, un nuevo secreto, un bisexual y un trabajo misteriosamente relacionado con sexo.

    O de cómo dos enemigos acaban follando
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    Mensaje  Sayo_chan Jue Sep 04, 2008 4:51 pm

    ¿Te eh dicho ya que me encanta tu fic?

    Dios es que este fic esta alucinante tía...

    Si lo de los quinientos post la verdad es un poco aburrido, ya veremos cuando tengas que subir los otros todos, nos vamos a reír xDDDD

    En fin ¡Que te esta quedando genial!

    Besos Very Happy
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    Mensaje  Yume Uchiha Jue Sep 04, 2008 5:51 pm

    Sayo-onee-sama tiene razon.... te esta quedando de PM, jajaja ^^... continualo prontito!!! que me encantaria verlo!! ^_^

    Aima: demasiado feliz para mi gusto ¬_¬... algo le pasa...
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    Mensaje  Shirou Neko Mar Sep 09, 2008 4:55 am

    Kyaaaaaaaaa! viko-kun [Mola *0*] Es el más genialmente genialoso de entre todos los genialosos que he leído *-*
    Me encanta tu fic, espero lo continúes pronto ^-^! *amenazando a viko con su súper rayo láser robado de neesama*

    PD; El "-kun" también para mujeres? Hummm... Shiroune-kun... LOL! Suena bien *-*! :3
    PD2; Conste que escribí tu nombre con minúscula .__________________. [xD]

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