Género:Yaoi
Advertencias:Lemmon, algo de sadomasoquismo, cambio de roles, crossplay, juguetes sexuales, violencia, muerte de un personaje.
Edad recomendada: +18 (lo escribe alguien de 17 así que... XD)
Clasificación: Universo alterno, humor.
Disclaimer: Los personajes, caracteres y físico, nombres en japonés y símiles no me pertenecesn. Van a cuenta de Masashi Kishimoto. Cumbres Borrascosas pertenece a la escritora Emily Brontë. Una cicatriz en una espalda me pertenece por completo.
Algunos aspectos de este fanfic están basados en hechos reales
Resumen: Pongamos a un chico normal, que vive en un pueblo normal, que tiene una familia normal y que saca notas normales (suspensos) un pasado un tanto estrambótico ligado con un oso y un lobo, un carácter rebelde y dominante, un montón de secretos que se guarda y unas cicatrices como testigos perennes de su fuerza, y tendremos a Naruto Uzumaki, líder de niños y mayores en el pueblecito de Konoha.
Ahora pongamos a otro chico no tan normal, procedente de Nara, recién llegado a un pueblo en el cual su uniforme de escuela privada no pega, con un carácter reservado y arrogante, una política de odio general hacia el mundo y pocas ganas de hablar con la gente, una fuerza milimétricamente calculada y una inteligencia que alcanza el sobresaliente y tendremos a Sasuke Uchiha, hijo de una familia al parecer rica.
Luego añadamos un poquito de malos modos, muchas palabrotas, odio irracional, una humillante pelea y un pequeño intento de amistad, mezclémoslo todo bien y comprobemos el resultado. ¿Qué obtenemos?
Mucho sexo.
~~
N/A: Quienes esperen a un Sasuke cabronazo y a un Naruto aún más cabronazo, este es su fic. Quien espere a un Naruto tristón, lloroso, tierno y dulce, y a un Sasuke malo, o tierno, o dulce, o quienes esperen palabras de amor y momentos con estrellitas fugaces... este NO es su fic^^. Quienes esperen mucho sexo y con todas las variaciones que éste puede tener con dos hombres, ¿qué coño hace que no lee? XDD
Niño Rico, por vikokaoru
©Masashi Kishimoto, all rights reserved.
CAP. 01: LA LLEGADA DEL NIÑO RICO.
Eres tú.
Quien yo buscaba.
Un rival, un amigo... ¿quién eres exactamente?
-¡Naruto!
Un chico rubio y guapo apartó la vista del grupo con el que conversaba y, con una sonrisa pintada en sus facciones, se volvió hacia su mejor amigo.
-Kiba... –saludó alzando la mano -. Qué temprano vienes hoy, ¿no?
El chico, de pelo castaño y rasgos duros y socarrones, le devolvió la mueca, encogiéndose de hombros y repantigándose en su silla apoyando los pies en su pupitre, mientras tiraba la mochila de cualquier manera en la silla de su lado.
-Ya ves... hoy mi vieja estaba insoportable, así que me largué antes de que se pusiera demasiado pesada –hizo un gesto con el puño cerrado y el pulgar hacia abajo, mientras sacaba la lengua.
Con dos palabras, Naruto dejó de lado al grupo que se había congregado alrededor de él, que se apartó respetuosamente, con murmullos de admiración.
Naruto Uzumaki era, por decirlo de alguna manera, el rey del instituto de Konoha, un pequeño pueblo bastante apartado del mundo al cual, sin embargo, no le faltaba lo imprescindible. Naruto gobernaba las bandas callejeras, los grupos de exploración, todo en lo que hiciera falta un jefe. Era admirado por todos los adolescentes, mayores o pequeños, porque se decía que había luchado hacía ya tiempo contra un gran oso, que le había dejado de recuerdo tres cicatrices en cada mejilla, con forma de bigotes zorrunos. Lo respetaban como al que más, y todos querían ganarse su respeto y amistad. Sin embargo, pocos tenían ese privilegio. Kiba Inuzuka era uno de ellos.
Kiba era un chico valiente, leal y simpático, que siempre se metía en peleas y pocas veces salía mal parado. Se había tatuado triángulos en sus mejillas, según él, como símbolo de respeto hacia los animales. Sus padres eran los veterinarios del pueblo, y en su casa cada miembro tenía un perro al cual se sentía atado. El suyo, Akamaru, parecía leerle el pensamiento. Había ganado premios en cuanto a belleza, comportamiento e inteligencia.
Kiba y Naruto de pequeños habían sido rivales. Hartos el uno del otro, se enzarzaron en una gran pelea en la cual todos los chicos del pueblo asistieron como espectadores, y Naruto salió vencedor. Después, se dieron la mano y se convirtieron en los mejores amigos.
-¿Kakashi aún no ha llegado?
Naruto rodó los ojos.
-Ese tío se toma más en serio buscar una excusa para faltar a las clases que yendo a ellas. Vendrá cinco minutos antes del cambio de clase –con una mano, se tapó la boca y el ojo izquierdo, y el derecho miró con cara de besugo a Kiba-. Lo lamento, pero hoy mi perro tenía conjuntivitis y no encontraba las gotas –lo imitó, con voz modulada. Kiba se echó a reír, al igual que unas chicas que estaban cerca y lo habían visto.
-Hey –saludó con voz calmada un chico con gafas de sol y una chaqueta larga cerrada hasta el cuello.
-Qué, Aburame, hoy como siempre te llueve en la cabeza, ¿no? –sonrió Kiba de forma maléfica, señalando la capucha que llevaba puesta. El aludido se encogió de hombros. Miró su silla.
-Te he dicho que no quiero que pongas en mi asiento tu apestosa mochila –dijo con el mismo tono calmado.
-Bueeeeeno... –Kiba se echó a reír, encogiéndose también de hombros-. Y yo quiero una moto, pero mis padres no me la compran. No todo se puede tener...
Sus palabras se ahogaron, porque su mochila le impactó de lleno en la cara al ser lanzada por Aburame, que se había bajado la capucha y quitado las gafas de sol.
-¡¡SERÁS...!!
-¡¡SILENCIO!! –exigió una voz. Todos se volvieron y vieron a un hombre de pelo plateado, cubierto por una máscara en la nariz y la boca, y una cinta alrededor de su ojo izquierdo. A su lado había un muchacho que nadie conocía.
Naruto, intrigado al ver al chico, se sentó distraídamente en la mesa de Kiba, apartando a un lado sus pies y frunciendo el ceño.
-Vosotras tres –Kakashi se dirigió a un trío de chicas, una pelirrosa, una rubia y una de pelo castaño, que dieron un bote sorprendidas-. A vuestros sitios. Naruto –se dirigió ahora al rubio-, bájate de ahí y siéntate en tu mesa.
-Coooomo usted mande, sargento –Naruto alzó la mano como saludo militar, se fue hasta su solitaria mesa y se sentó encima de ella-. ¿Le vale así o me acomodo más en la mesa?
Toda la clase se carcajeó con ganas, y él sonrió desafiante.
-En la silla, Uzumaki –Kakashi entornó su ojo visible, con evidente malhumor. Refunfuñando, Naruto le obedeció, pero se volvió hacia Kiba, detrás de él, y giró un dedo en torno a la sien haciéndole ver que el profesor estaba chalado-. Tenemos alumno nuevo.
-¿Hm? –el extraño muchacho volvió a captar el interés de Naruto, que lo observó de arriba abajo. Llevaba un extraño uniforme negro con un escudo a la altura del pecho-. Ah, un niño pijo –comentó con desagrado. La clase volvió a reír, pero el chico permaneció inmutable y con expresión altiva. Clavó sus ojos negros y fríos en los de Naruto-. ¿Eres muy rico o sólo lo aparentas?
-Ya vale, Uzumaki–dijo Kakashi con tono cortante-. Uchiha Sasuke viene desde Nara; y no, no es pariente de Shikamaru –muchos ojos se volvieron hacia un muchacho que llevaba una coleta y dormía profundamente en su mesa-. Se ha trasladado aquí, a Konoha, y va a estar con nosotros este primer año de bachillerato. ¿Quieres decir algo? –le preguntó entonces al tal Sasuke. Él asintió y, sin cambiar su expresión altanera, habló con voz ronca y suave.
-No tengo interés en conoceros ni en que me conozcáis, no me importáis para nada, así que dejadme en paz –estrechó sus ojos enviando una amenaza visual.
-Pero qué... Oye, Naruto –lo llamó Kiba, echándose hacia delante-. ¿Quién coño se ha creído que es este tipo?
-No lo sé –respondió él, lanzándole a Uchiha una mirada cargada de veneno, mientras él se sentaba en una mesa libre, en la esquina derecha de la clase, delante de todo-. Pero lo aclararemos a la salida, si tiene intención de ponerse gallito.
Ambos sonrieron.
****____****
-Hm... Uchiha –dijo una vacilante voz a sexta hora-. ¿Quieres que me siente contigo?
Haruno Sakura, al ver que el chico nuevo seguía sentado solo, había decidido preguntárselo con el fin de que él se sintiera cómodo en su nuevo instituto. Sabía perfectamente lo que era ser el nuevo, porque ella había llegado a Konoha tres años atrás, directamente desde un pueblecito llamado Suna.
Sakura era una chica de pelo rosa corto y bonitos ojos verdes, sonrisa amable y una escondida fuerza bruta que había empleado en su tiempo de macarra, hacía ya mucho tiempo. Era otra de las pocas personas que tenía ganada su amistad con Naruto, e incluso a ojos de mucha gente, ambos eran novios. Pero en realidad sólo eran grandes amigos.
Uchiha no alzó la vista de su aburrido libro de historia que le había prestado el profesor Kakashi, y pasó completamente de la chica.
-Hm... ¿Uchiha?
Entonces él levantó la vista y clavó sus penetrantes e indiferentes ojos negros en ella. Sakura se estremeció visiblemente, acongojada y temerosa sin saber por qué.
-Déjame en paz, pesada –su voz estaba cargada de un profundo desprecio, y Sakura retrocedió, asustada y sorprendida.
-¡Oye, tú!
Una tercera persona se interpuso entre la chica y Uchiha, un chico rubio y con cara de muy mala leche.
-Déjala en paz, que ella no te ha hecho nada –le espetó con furia.
Sasuke Uchiha permaneció sereno e imperturbable en su silla, mirando tranquilamente a Naruto, que parecía a punto de explotar.
-Si es pesada, no es mi problema, imbécil.
-¡Naruto! –exclamó alborotado Kiba. Toda la clase se había acercado a verlos, y contenían el aliento, observando los gestos y las expresiones de Naruto-. Esto no se puede quedar así, ¿no?
Naruto gruñó, mirando a Uchiha calculadoramente. Entonces, sin previo aviso y justo cuando el timbre sonó, le pegó un puñetazo en la mandíbula.
-Mh... –Naruto miró su puño, pensativo, y Uchiha se llevó una mano a la zona dolorida, sin cambiar su gesto altanero-. Es más debilucho de lo que me esperaba... –murmuró como decepcionado-. Suigetsu, te lo dejo. Aprovechemos la salida.
Advertencias:Lemmon, algo de sadomasoquismo, cambio de roles, crossplay, juguetes sexuales, violencia, muerte de un personaje.
Edad recomendada: +18 (lo escribe alguien de 17 así que... XD)
Clasificación: Universo alterno, humor.
Disclaimer: Los personajes, caracteres y físico, nombres en japonés y símiles no me pertenecesn. Van a cuenta de Masashi Kishimoto. Cumbres Borrascosas pertenece a la escritora Emily Brontë. Una cicatriz en una espalda me pertenece por completo.
Algunos aspectos de este fanfic están basados en hechos reales
Resumen: Pongamos a un chico normal, que vive en un pueblo normal, que tiene una familia normal y que saca notas normales (suspensos) un pasado un tanto estrambótico ligado con un oso y un lobo, un carácter rebelde y dominante, un montón de secretos que se guarda y unas cicatrices como testigos perennes de su fuerza, y tendremos a Naruto Uzumaki, líder de niños y mayores en el pueblecito de Konoha.
Ahora pongamos a otro chico no tan normal, procedente de Nara, recién llegado a un pueblo en el cual su uniforme de escuela privada no pega, con un carácter reservado y arrogante, una política de odio general hacia el mundo y pocas ganas de hablar con la gente, una fuerza milimétricamente calculada y una inteligencia que alcanza el sobresaliente y tendremos a Sasuke Uchiha, hijo de una familia al parecer rica.
Luego añadamos un poquito de malos modos, muchas palabrotas, odio irracional, una humillante pelea y un pequeño intento de amistad, mezclémoslo todo bien y comprobemos el resultado. ¿Qué obtenemos?
Mucho sexo.
~~
N/A: Quienes esperen a un Sasuke cabronazo y a un Naruto aún más cabronazo, este es su fic. Quien espere a un Naruto tristón, lloroso, tierno y dulce, y a un Sasuke malo, o tierno, o dulce, o quienes esperen palabras de amor y momentos con estrellitas fugaces... este NO es su fic^^. Quienes esperen mucho sexo y con todas las variaciones que éste puede tener con dos hombres, ¿qué coño hace que no lee? XDD
Niño Rico, por vikokaoru
©Masashi Kishimoto, all rights reserved.
CAP. 01: LA LLEGADA DEL NIÑO RICO.
Eres tú.
Quien yo buscaba.
Un rival, un amigo... ¿quién eres exactamente?
-¡Naruto!
Un chico rubio y guapo apartó la vista del grupo con el que conversaba y, con una sonrisa pintada en sus facciones, se volvió hacia su mejor amigo.
-Kiba... –saludó alzando la mano -. Qué temprano vienes hoy, ¿no?
El chico, de pelo castaño y rasgos duros y socarrones, le devolvió la mueca, encogiéndose de hombros y repantigándose en su silla apoyando los pies en su pupitre, mientras tiraba la mochila de cualquier manera en la silla de su lado.
-Ya ves... hoy mi vieja estaba insoportable, así que me largué antes de que se pusiera demasiado pesada –hizo un gesto con el puño cerrado y el pulgar hacia abajo, mientras sacaba la lengua.
Con dos palabras, Naruto dejó de lado al grupo que se había congregado alrededor de él, que se apartó respetuosamente, con murmullos de admiración.
Naruto Uzumaki era, por decirlo de alguna manera, el rey del instituto de Konoha, un pequeño pueblo bastante apartado del mundo al cual, sin embargo, no le faltaba lo imprescindible. Naruto gobernaba las bandas callejeras, los grupos de exploración, todo en lo que hiciera falta un jefe. Era admirado por todos los adolescentes, mayores o pequeños, porque se decía que había luchado hacía ya tiempo contra un gran oso, que le había dejado de recuerdo tres cicatrices en cada mejilla, con forma de bigotes zorrunos. Lo respetaban como al que más, y todos querían ganarse su respeto y amistad. Sin embargo, pocos tenían ese privilegio. Kiba Inuzuka era uno de ellos.
Kiba era un chico valiente, leal y simpático, que siempre se metía en peleas y pocas veces salía mal parado. Se había tatuado triángulos en sus mejillas, según él, como símbolo de respeto hacia los animales. Sus padres eran los veterinarios del pueblo, y en su casa cada miembro tenía un perro al cual se sentía atado. El suyo, Akamaru, parecía leerle el pensamiento. Había ganado premios en cuanto a belleza, comportamiento e inteligencia.
Kiba y Naruto de pequeños habían sido rivales. Hartos el uno del otro, se enzarzaron en una gran pelea en la cual todos los chicos del pueblo asistieron como espectadores, y Naruto salió vencedor. Después, se dieron la mano y se convirtieron en los mejores amigos.
-¿Kakashi aún no ha llegado?
Naruto rodó los ojos.
-Ese tío se toma más en serio buscar una excusa para faltar a las clases que yendo a ellas. Vendrá cinco minutos antes del cambio de clase –con una mano, se tapó la boca y el ojo izquierdo, y el derecho miró con cara de besugo a Kiba-. Lo lamento, pero hoy mi perro tenía conjuntivitis y no encontraba las gotas –lo imitó, con voz modulada. Kiba se echó a reír, al igual que unas chicas que estaban cerca y lo habían visto.
-Hey –saludó con voz calmada un chico con gafas de sol y una chaqueta larga cerrada hasta el cuello.
-Qué, Aburame, hoy como siempre te llueve en la cabeza, ¿no? –sonrió Kiba de forma maléfica, señalando la capucha que llevaba puesta. El aludido se encogió de hombros. Miró su silla.
-Te he dicho que no quiero que pongas en mi asiento tu apestosa mochila –dijo con el mismo tono calmado.
-Bueeeeeno... –Kiba se echó a reír, encogiéndose también de hombros-. Y yo quiero una moto, pero mis padres no me la compran. No todo se puede tener...
Sus palabras se ahogaron, porque su mochila le impactó de lleno en la cara al ser lanzada por Aburame, que se había bajado la capucha y quitado las gafas de sol.
-¡¡SERÁS...!!
-¡¡SILENCIO!! –exigió una voz. Todos se volvieron y vieron a un hombre de pelo plateado, cubierto por una máscara en la nariz y la boca, y una cinta alrededor de su ojo izquierdo. A su lado había un muchacho que nadie conocía.
Naruto, intrigado al ver al chico, se sentó distraídamente en la mesa de Kiba, apartando a un lado sus pies y frunciendo el ceño.
-Vosotras tres –Kakashi se dirigió a un trío de chicas, una pelirrosa, una rubia y una de pelo castaño, que dieron un bote sorprendidas-. A vuestros sitios. Naruto –se dirigió ahora al rubio-, bájate de ahí y siéntate en tu mesa.
-Coooomo usted mande, sargento –Naruto alzó la mano como saludo militar, se fue hasta su solitaria mesa y se sentó encima de ella-. ¿Le vale así o me acomodo más en la mesa?
Toda la clase se carcajeó con ganas, y él sonrió desafiante.
-En la silla, Uzumaki –Kakashi entornó su ojo visible, con evidente malhumor. Refunfuñando, Naruto le obedeció, pero se volvió hacia Kiba, detrás de él, y giró un dedo en torno a la sien haciéndole ver que el profesor estaba chalado-. Tenemos alumno nuevo.
-¿Hm? –el extraño muchacho volvió a captar el interés de Naruto, que lo observó de arriba abajo. Llevaba un extraño uniforme negro con un escudo a la altura del pecho-. Ah, un niño pijo –comentó con desagrado. La clase volvió a reír, pero el chico permaneció inmutable y con expresión altiva. Clavó sus ojos negros y fríos en los de Naruto-. ¿Eres muy rico o sólo lo aparentas?
-Ya vale, Uzumaki–dijo Kakashi con tono cortante-. Uchiha Sasuke viene desde Nara; y no, no es pariente de Shikamaru –muchos ojos se volvieron hacia un muchacho que llevaba una coleta y dormía profundamente en su mesa-. Se ha trasladado aquí, a Konoha, y va a estar con nosotros este primer año de bachillerato. ¿Quieres decir algo? –le preguntó entonces al tal Sasuke. Él asintió y, sin cambiar su expresión altanera, habló con voz ronca y suave.
-No tengo interés en conoceros ni en que me conozcáis, no me importáis para nada, así que dejadme en paz –estrechó sus ojos enviando una amenaza visual.
-Pero qué... Oye, Naruto –lo llamó Kiba, echándose hacia delante-. ¿Quién coño se ha creído que es este tipo?
-No lo sé –respondió él, lanzándole a Uchiha una mirada cargada de veneno, mientras él se sentaba en una mesa libre, en la esquina derecha de la clase, delante de todo-. Pero lo aclararemos a la salida, si tiene intención de ponerse gallito.
Ambos sonrieron.
****____****
-Hm... Uchiha –dijo una vacilante voz a sexta hora-. ¿Quieres que me siente contigo?
Haruno Sakura, al ver que el chico nuevo seguía sentado solo, había decidido preguntárselo con el fin de que él se sintiera cómodo en su nuevo instituto. Sabía perfectamente lo que era ser el nuevo, porque ella había llegado a Konoha tres años atrás, directamente desde un pueblecito llamado Suna.
Sakura era una chica de pelo rosa corto y bonitos ojos verdes, sonrisa amable y una escondida fuerza bruta que había empleado en su tiempo de macarra, hacía ya mucho tiempo. Era otra de las pocas personas que tenía ganada su amistad con Naruto, e incluso a ojos de mucha gente, ambos eran novios. Pero en realidad sólo eran grandes amigos.
Uchiha no alzó la vista de su aburrido libro de historia que le había prestado el profesor Kakashi, y pasó completamente de la chica.
-Hm... ¿Uchiha?
Entonces él levantó la vista y clavó sus penetrantes e indiferentes ojos negros en ella. Sakura se estremeció visiblemente, acongojada y temerosa sin saber por qué.
-Déjame en paz, pesada –su voz estaba cargada de un profundo desprecio, y Sakura retrocedió, asustada y sorprendida.
-¡Oye, tú!
Una tercera persona se interpuso entre la chica y Uchiha, un chico rubio y con cara de muy mala leche.
-Déjala en paz, que ella no te ha hecho nada –le espetó con furia.
Sasuke Uchiha permaneció sereno e imperturbable en su silla, mirando tranquilamente a Naruto, que parecía a punto de explotar.
-Si es pesada, no es mi problema, imbécil.
-¡Naruto! –exclamó alborotado Kiba. Toda la clase se había acercado a verlos, y contenían el aliento, observando los gestos y las expresiones de Naruto-. Esto no se puede quedar así, ¿no?
Naruto gruñó, mirando a Uchiha calculadoramente. Entonces, sin previo aviso y justo cuando el timbre sonó, le pegó un puñetazo en la mandíbula.
-Mh... –Naruto miró su puño, pensativo, y Uchiha se llevó una mano a la zona dolorida, sin cambiar su gesto altanero-. Es más debilucho de lo que me esperaba... –murmuró como decepcionado-. Suigetsu, te lo dejo. Aprovechemos la salida.